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Las mejores editoriales

La Prenza nace con el propósito de informar, ampliar y compartir la visión de la comunidad, el lof, agrupaciones y público en general aportando con una visión que nos permita dialogar y reflexionar en torno a las necesidades e intereses de esta comunidad sureña. 

Julio 2018.

Retomamos La Prenza con la edición del número cinco y nos ponemos en marcha para afrontar y proponer apretar el presente en el territorio que nos a tocado compartir, compartir y cuidar, cuidarnos, respetarnos, en la diversidad de la igualdad, así tal como se conforman y subsisten los más grandiosos bosques de nuestra América grande, convocando a colaborar unxs con otrxs.

A muchxs han enseñado las bondades del agua y su carácter, su calidad sanadora, de limpieza, de infinita bondad frente a la tierra y sus habitantes, porque sin tener que estirar mucho el cuello, podemos darnos cuenta que cada vez sobrecargamos de residuos y basura estos espacios en donde nos reunimos y damos muchas veces la posibilidad a lxs más pequeñxs de recoger la información más valiosa y esencial de la vida, la emocionalidad frente a la naturaleza y nuestro entorno.

… Tuvieron que venir desde la Capital para “informarnos” que el Lago está contaminado y saturado de elementos ajenos y nocivos para su natural desarrollo, debemos darnos cuenta que su mayor bondad la recibimos nosotros, no los turistas que vienen a visitar este hermoso territorio algunas veces al año, nosotrxs somos quienes tenemos que cuidarlo, para nosotrxs, para nuestrxs hijxs y nietxs, para que vivamos en un ambiente sano, así como ha sido siempre… y esperamos que continúe así.

Creemos que existen prácticas fundamentales que no se están llevando a cabo en nuestra comuna de Villarrica, podemos ver un alejamiento claro de la naturaleza en las calles del pueblo, estableciendo una armonía desgarrada que solo propone una costanera llena de cemento y edificios brutos y contaminantes. ¿Y con todo este “crecimiento” vertical, donde quedan los humedales? El silencio, el lago…

Si queremos crecer de buena manera eduquemos que Villarrica es grande, el conocimiento es ancestral y está en los campos,  no en las ciudades.

Enero 2018.

Encontrarnos con el verano en nuestro pueblo es todo un evento, no solo porque se finalizan varios procesos, llega con ello el tan ansiado verano, así la luz parece revitalizarnos, junto con ver crecer nuestros huertos, las aves parecen ser más oídas cada día, pareciendo que todo comienza a nacer y queremos estar más afuera, sintiendo el calor y los rayos de sol.

 

Además de todo ello, nos vemos enfrentados al cambio repentino del pueblo convirtiéndose rápidamente en un espacio sobre habitado, las personas nos preparamos para iniciar nuevos trabajos ligados muchos al turismo, se abren los puestos artesanales, las calles comienzan a hacerse pequeñas, los tan indeseados tacos comienzan a ser más evidentes, los mochileros de paso van apareciendo y con ello los turistas, quienes son esperados por quienes tienen una fuente económica asociada a la temporada. Un pueblo que cambia su paisaje abruptamente y donde el progreso parece ser todo un desafío, ya que por un lado estamos aquellos que nos cuesta adaptarnos a estas nuevas dinámicas y criticamos el crecimiento acelerado que observamos en desmedro del paisaje, la identidad, las demandas de territorios y comunidades que se han visto afectadas por ese progreso inoportuno, descontextualizado y desmedido además de la inconsciencia existente respecto a nuestras aguas contaminadas donde parece que la llegada del verano omite aquellas necesidades y luchas territoriales que están presentes y vivas en nuestro Mallolafquen.

 

Creemos que es necesario lograr un equilibrio ya que el progreso daña en la medida que no logra ser propositivo y atingente a las demandas y necesidades de sus personas que habitan día a día este lugar, siendo nosotros los principales actores encargados de proponer, activar y no olvidar aquello que nos moviliza, más allá del frenesí veraniego.

Diciembre 2017.

En estos tiempos veloces que nos trae el agitado mundo exterior, podemos darnos cuenta en cada niño que corre, o si nos detenemos a escuchar el zumbido del enjambre, o en cada nota que escuchamos en el viento, un gigante y agitado pensamiento lleno de mil versos que no se detienen a normar las pautas que nos interrumpen tras el silbido del cemento y la normalidad. Podemos darnos cuenta, tras pocos pasos a un costado de las burocracias, que la sinceridad y el respeto cada vez se traslada a un cerro más lejano.

 

La vitrina de la tienda de ropa americana, la panadería del barrio, la salida al campo del día domingo, esperar a los amigos con un mate bien preparado o tal vez más simple aún, el esperado abrazo de tu papá cuando lo vas a ver y aunque se te ponga esquivo el viejo acampao, te queda la corriente en el cuerpo que recuerda tanta nobleza que te ha entregado el compartir momentos simples en lugares preciosos.

 

Acá en la Araucanía tenemos tantos espacios bellos por los cuales sentirnos dichosos y seguro  estaríamos orgullosos de protegerlos firmemente contra su mal trato o pérdida, ya que nos evocan recuerdos y sentimientos significativos que hemos vividos junto a seres queridos. Si estoy seguro lo que traen estas líneas, puedo confirmar el cuidado que tendremos con nuestros territorios, el cuidado de nuestros montes, ríos, quebradas y por supuesto, de nuestro pueblo y su gente. A plantar una hilera de árboles nativos y cuidarnos del viento norte, a sembrar una huerta llena de habas y acelgas para esperar con ansia los días de lluvia, retomar los saberes que alguna vez corrieron como niños, enjambrando en cada nota del viento, como nos enseñaron,  con la alegría de vivir.

Noviembre 2017.

Para dar una información en contexto debiéramos realizar un ejercicio de historia enfocado en cada unx de nosotrxs, rescatar y promover el posicionamiento de nuestros saberes por delante de nuestro propio intelecto.

 

Durante muchos años nos han enseñado, tanto en libros de historia como en la delgada y miscelánea estrofa que susurran los viejos estandartes, que los pueblos originarios y las culturas ancestrales son parte del pasado y solo se expresan en costumbres arraigadas al campo, desplazando lentamente y sin promulgar en demasía la desidia de la población frente a lo más puro que se puede encontrar en un territorio, el auto-reconocimiento frente a la naturaleza.

 

Desde este punto queremos reencontrarnos tanto con el pueblo Mapuche como con los pueblos de nuestra América grande, haciendo un reconocimiento explícito por la bondad y la añoranza que han tenido frente a la tierra y sus saberes, los antiguos y su legado. No podemos dejarnos llevar por esta locomotora que tanta miseria a dejado en el camino, desplazando y corrompiendo a tanta gente que alguna vez creyó y buscó el bien común para todas y todos.

 

Lo partidista ha sembrado  hace más de 100 años una mirada enfocada al capital, encontrando en la educación banal y mercantilista una corriente para el desarrollo de nuestros pueblos, desplazando el trabajo que tenemos de nuestros campos por el hacinamiento en las ciudades y el manejo técnico en sus empresas,  fomentando el crecimiento industrial y nuevamente desplazando a las culturas endémicas a la “pobreza”… estas no pueden ser políticas para una región de carácter ancestral; por eso estas líneas, para involucrarnos y no quedarnos estáticos en lo primordial, si no llegar a lo fundamental y a la simbiosis con lo natural, soltar esta absurda idea del trabajo esclavizante y volver, como el Mapuche dice, al buen vivir.

Septiembre 2017.

Comenzamos una nueva etapa en nuestro accionar y queremos ser más escuchados que siempre, con la fuerza de nuestras convicciones y pensamientos que nos unen en un equipo, que como La Prenza, nos proponemos apretar el presente, apretar la vida y sacarle todas las sensaciones, sin tener la absurda necesidad de creer que todo anda como debe andar, como nos cuentan en los medios de comunicación, que solo nos marginan en el pensamiento y no nos dejan ver más allá de nuestras narices.

La Prenza, un informativo mensual del pueblo de Villarrica (Mallowelafken), nace con el propósito de informar  y ampliar la visión de la población, comunidades, lof, agrupaciones y público en general que comparten en estos territorios del sur,  con antecedentes esenciales del acontecer comunal y regional, entregar datos, conocimientos ancestrales que se han ido olvidados y por sobre todo activar una mirada crítica y propositiva en estos tiempos extravagantes. Queremos tantas cosas para nuestros queridos y queridas, para nuestros pueblos, para el gran territorio de nuestra América grande, que desde décadas ha sido agobiado por los colonos y los “dueños” de este país, proponiendo un sistema basado en la economía de las grandes marcas, dejándonos como clase obrera, sin opinión ni respeto frente a la tierra y nuestras reales necesidades, olvidando el cariño y el afecto que debemos a nuestros pares.

La lucha de nuestra tinta es para continuar lo que alguna vez comenzaron los antiguos, cuando se encontraron traicionados por “hombres blancos”, que solo sabían de codicia, traición y muerte.

Los invitamos a seguir nuestra propuesta informativa a través de la lectura mensual, compartiendo con quienes más estimamos, el arte, la cultura y la contingencia que mes a mes se va construyendo en cada una de nuestras manos.

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